1-Ubicar en un lugar de interior con mucha luz, al lado de una
ventana idealmente.
2-Regar con frecuencia, a diario, pero muy poca cantidad de agua.
Esto es clave para que las semillas no se pudran.
3-No poner las semillas muy juntas entre si, esto
puede provocar que nazcan plantas siamesas y al no poder desarrollar las raíces
terminen muriendo.
4-Con el clima de invierno es posible que la germinación
demore más. Hay que tener paciencia. La naturaleza nos enseña muchas cosas: una
de esas es aprender a esperar, ser perseverante, y respetar los ciclos.
Prueben, ¡no hay nada más maravilloso que ver crecer la plantita a partir de nuestra propia semilla!
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